viernes, 13 de julio de 2007

MALDITA MÚSICA, BENDITA MÚSICA...

Escribo esto mientras suena Concierto para Mandolina en Sol Mayor de Vivaldi. Y es que llevo estos últimos días deleitandome con la música clásica. Mientras trabajo, mientras hago cosas, mientras descanso y me relajo. No hay mejor terapia para sentirse bien, que un buen ambiente y la agradable compañía de los clásicos. Clásicos que gusten, que sumerjan a uno en un estado de éxtasis existencial donde los problemas y los ruidos no tengan cabida.
Es un placer para los oídos escuchar piezas tan diversas como melódicas. Zambullirse entre notas de piano o susurros de violín. Dejarse llevar por la melodía. Imaginar al libre albedrío.
Recuerdo que cuando era niño, estando en Suiza con mis padres y recién comprada la televisión, ya bastante tarde (no recuerdo la hora), había en programación una especie de dibujos animados cuyo fondo musical era el famosísimo Bolero de Ravel. Tal quedó grabado en mi mente, que aún hoy, deleitándome con los compases cíclicos de la melodía, se me vienen a la cabeza pequeños fragmentos de aquellos dibujos tan bien hechos. Se aprecian los detalles de la melodía, en los que un individuo pequeño comienza a caminar por un sendero y a él se le van agregando más indivíduos, dejando los más voluminosos para el final. Si no me creeis, mirad lo que a continuación expongo.
Los encontré en una web de vídeos. A algunos les gusta, a otros no, pero yo era un niño... y descubrí así la música clásica. El tiempo me dió las siguientes tajadas, así que ya veis. Juzgad vosotros mismos. ¿Cómo conseguir que un niño tragara clásicos de la forma más sencilla? Pues con dibujos animados. Así salió después Fantasía de la factoría Dísney. ¡¡¡Menuda fartura de clásicos bien acompasados!!!.
Pero no busqueis los clásicos que más suenan. Buscad aquellos que más recuerdos os traigan y oíd el concierto entero. Más de uno se sorprenderá de lo que se puede encontrar.
Disfrutadlo.

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