miércoles, 4 de julio de 2007

LA FIEBRE DEL MOTOR (O CÓMO HACER EL TONTO EN LA CARRETERA)

Pues es cierto. Yo lo vivo todos los días. Sin ir más lejos, ayer, cuando regresaba a casa después de trabajar, me crucé en mi camino (en realidad se me cruzaron ellos) dos chavales (más bien niñatos) con sus Audi A4 2.0 de gasolina (200 CV), nuevecitos (matriculados con las letras FRB y FDP). Muy panchones ellos, ¡oiga!.
Pues me plantaron su trasera, uno detrás de otro, desde Posada de Llanera hasta Los Campos (unos 20 kms. aproximadamente) en los que yo, como buen macho ibérico, les planté mis 105 CV de mi Renault Mégane II (1.5 TDI), que es como comparar el Ferrari de Schumacher con el Renault que Alonso condujo cuando ganó su primer campeonato.
Sí, señores, les planté cara con mi orgullo (¡¡¡mal hecho, chaval!!!) y me puse entre los dos. Esas posiciones se guardaron durante toda la "carrera", no descartando los continuos intentos del segundo de ellos por adelantarme antes de llegar a Cancienes (a 5 kms. de Los Campos), y al que adelanté bajando el Alto de La Miranda en una magistral maniobra pillándolo por desprevenido (creyó que no era rival para su motor) y colocándome entre los dos vehículos el resto del trayecto.
Al llegar a Los Campos, antes del semáforo del cruce de la general, el que iba delante de mí activa su intermitente izquierdo, con intenciones de entrar en la gasolinera. Entra. Yo paso avanzando hacia el semáforo y miro hacia atrás, observando la maniobra del segundo A4. Activa su intermitente también y entra en la gasolinera después del primero. Se acabó la "carrera". Podio para mi "chiquitín" y 8 puntos más en la general. O como en la I Guerra Mundial, una esvástica en el lateral de mi victorioso biplano aliado.
Pero no estamos aquí para ponernos condecoraciones por hacer el "panoli" con los coches. Lo que quiero que llegue a lo más profundo de la reflexión, es valorar el automóvil, que no por ser más potente, o por ser de una determinada marca, es más o es menos. No. El verdadero valor de un vehículo, debe definirse por su uso correcto, su buen mantenimiento y cuidado, y sobre todo, por la seguridad que ofrece. ¿De qué sirve tener un coche de gama alta, si sólo lo vas a llevar a la esquina de dos calles más adelante para aparcarlo delante del bar?. Pues para eso te vas andando y así no pierdes la plaza (si está jodido aparcar, como es mi caso), haces ejercicio, no gastas carburante (¡¡¡ahorras dinerillo, colega!!!) y encima no contaminas (ahora ligas más si eres ecológico).
Al ver que los dos "supercochazos" entraban en la gasolinera, me dieron ganas de bajar la ventanilla y gritarles: "¡¡¡Qué!!!, ¿ya os quedasteis en la reserva por dos acelerones?", pero no me da la gana de rebajarme a su posición. Yo soy más civilizado. Volví la atención a la carretera y a la preocupación de llegar a la calle y encontrar un sitio donde aparcar, o en su defecto, encontrarlo lo más cerca posible.
Como colofón, comentaros que no hace mucho, un vecino del pueblo me preguntó si el coche que tenía aparcado delante de casa era mío (¡¡¡pero bueno, ¿no sabes preguntar?!!! - pensé yo). Tras responder afirmativamente, me rogó que lo aparcara más atrás, por la sencilla razón de que quitaba luz en la cocina (vale, sin problemas). Mientras abría el coche y me subía a él, me soltó algo que me dejó (como dice mi buena amiga Lucía) "aluciflipado":
- ¡¡¡Qué coche más bonito, y qué grande!!!.
¡¡¡¡¡Ostras, Pedrín!!!!! ¿me lo repita, por favor?. Pero vamos a ver, vecinín del alma. Míralo bien. ¿No crees que para mi situación es recomendable tener un coche de 5 puertas, con un buen maletero y que me guste? (eso es lo más importante. Porque no creo que nadie tenga un coche que no le guste, ¿no?).
Le bajé la excitación informándole de la cilindrada, de la potencia y de la gama a la que pertenece mi coche.
Aún así, tenía los ojos enooooooooooormes. Admiraba mi coche como una joya. Yo pensaba para mis adentros: "pero si tú estás soltero y tienes 50 tacos, ¿para qué quieres un coche grande?. Tienes tu 3 puertas 1.8, ¿para qué quieres más?".
Luego lo comenté con mi madre, quien soltó una gran risotada mientras cocinaba. No era para menos. La gente de pueblo es como es.
Mi recomendación (si no os habéis dado cuenta hasta ahora) es la de comprar el coche que cumpla con vuestras necesidades, que sea seguro, económico (en gasto de carburante), lo suficientemente potente y, sobre todo, que os guste. No busquéis coches de gama alta porque no merece la pena gastarse tantos euros en un coche al que nunca vas a pasar de 133 km/h (la DGT se encargará de que no lo hagas). No vale la pena picarse en la carretera (por seguridad e integridad) porque así demuestras que no has evolucionado racionalmente.
Un último consejo: léete el título del blog. "No corras papá".

2 comentarios:

Unknown dijo...

tu carrito pone aluciflipado a cualquiera, espero que no seas como mi papa que en pocos años ya lo tenia como micro por que se paraba en cada esquina

El último hombre al que verás... dijo...

Jajajaja!!! ¿No sabías que el coche que yo tengo es uno de los más vendidos en España? Aquí todos los solteritos tienen su Mercedes, BMW o Audi (coches de lujo). Me repatea la envidia-avaricia que hay respecto a este tema. El coche dice mucho de quien lo conduce. El mío dice de mí que soy responsable, con la cabeza bien asentada, con familia y que disfruto conduciendo cuando no tengo que trabajar. También que miro mucho la mecánica del vehículo (lo tengo todo bien apuntadito en un papel: fecha, kilómetros...) Para que luego digan, ¿sabes? Quiero que mi coche dure 15 o más años (como la furgoneta de mi padre), no 10 como me dijo el vendedor >(